Presentation. Identidad heredada
Presentation. Inherited Identity
Pablo de Marinis
Universidad de Buenos Aires y CONICET (Argentina)
Gabriel Gatti*
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
Ignacio Irazuzta
Tecnológico de Monterrey
* Correspondencia a / Correspondence to: Gabriel Gatti. Departamento de Sociología y Trabajo Social, Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, Barrio Sarriena, s/n (48940 Leioa) – g.gatti@ehu.eus – http://orcid.org/0000-0002-0435-5074.
Cómo citar / How to cite: De Marinis, Pablo; Gatti, Gabriel; Irazuzta, Ignacio (2021). «Presentation. Identidad heredada». Papeles del CEIC, vol. 2021/1, presentación, -200. (http://dx.doi.org/10.1387/pceic.22548).
ISSN 1695-6494 / © 2021 UPV/EHU
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Decir en ciencias sociales que un objeto de investigación es complejo confuso, cambiante, embarullado, lejos de resultar un anzuelo atractivo para quien oiga semejante cosa, puede resultar más bien la garantía para que ese con el que se está dialogando salga rápidamente, espantado, de la sala o deje, y sin intención alguna de recuperarla, abandonada la lectura.
Decir en ciencias sociales que un objeto de investigación es complejo, confuso, cambiante o embarullado, lejos de resultar un anzuelo atractivo para quien lo oiga o lo lea, puede ser motivo suficiente como para que el diálogo se pierda o se abandone la lectura.
Pese a saberlo no nos queda otra que empezar a presentar esta nueva sección de Papeles del CIC advirtiendo eso, otra vez más: que el objeto principal sobre el que la revista quiere pensar, la identidad, es complejo, confuso, cambiante y embarullado. Y debe serlo de verdad: siendo motivo de reflexión continuada de las ciencias sociales y de manera directa al menos desde los años setenta, no solemos ir más allá de esa conclusión. ¿Es ello el síntoma de una carencia, o el indicador de la esencia reflexiva de las ciencias sociales?
Desde el libro que editó Claude Lévi Strauss en los años setenta (al que con buen criterio y poquita imaginación llamó L’identité) hasta los muchos volúmenes que se publican cada poco tiempo queriendo encarar, al fin, la solución del problema, casi todos los trabajos terminan concluyendo que hacerlo es tan imposible como resulta inevitable intentarlo: porque es «refugio virtual al que hay que referirse» pues contiene cosas, pero ninguna es real (Lévi-Strauss, 1977: 332), porque es un «concepto que funciona bajo borradura» (Hall, 1996), que debemos tachar antes de empezar a trabajar con él, o porque no es un concepto científico, algo que afirma Alfonso Pérez-Agote (1993, 1994) cada vez que emprende la tarea de explicar el concepto con el que, aun diciendo eso, ha trabajado buena parte de su vida. Es complicado, en efecto, y confuso, cambiante y embarullado, pero además muy retador y bastante divertido para los y las que se inquietan por los problemas teóricos de las ciencias sociales, incluso para quienes no trabajan empíricamente sobre los asuntos que normalmente se asocian a la investigación sobre la identidad.
En el campo de la sociología de la identidad o, si es que para alguien tal campo no existe, al menos en la secciones de las bibliotecas y librerías que tienen a «esto» como objeto de atención (y «esto» incluye asuntos como el nacionalismo, el individualismo, la subjetividad, la comunidad, la noción de sujeto, la de persona, la de humano o la ciudadanía, lo que no sería poca cosa como para constituir un campo), no es frecuente encontrar una sistematización a partir de la que se pueda seguir pensando con la sensación de hacerlo sobre un saber acumulado y ordenado. Desde Papeles del CEIC, lejos de resolver esta carencia, contribuiremos un poco más a profundizar en lo que la causa: seguiremos dando vueltas alrededor de ese concepto tan necesario como prescindible; tan recurrido como cuestionado. Probablemente, porque lo que parece su pecado (que no se resuelve) es su virtud (que habilita el pensamiento), tanto que, creemos, incluso entre quienes no la piensan directamente, la identidad es un tema. La sección que inauguramos, «Identidad heredada», quiere invitar a explorar en las maneras en las que el concepto de identidad ha sido trabajado por autores y autoras significativos en ciencias sociales, o de obras que ayudan a pensar en él, aunque no hablen expresamente de él, y a regresar sobre conceptos que, aunque no parezca que tengan esto como problema, aportan de todos modos para profundizar en él ¿Qué de todas las cosas que dijo Weber ayuda a entender la idea? ¿Cómo la vieja categoría de clase puede alimentar el debate sobre la identidad? ¿Por qué el estudio de los objetos sociotécnicos es significativo para quien quiera saber algo acerca de las identidades de género, o de las nacionales? Y si es cierto que Robert Merton o Mary Douglas o George H. Mead no dijeron nada sobre el asunto, ¿por qué nos sirve apropiarnos de lo que escribieron sobre la anomia, la pureza o el self para pensar una vez más sobre la identidad?
Nuestra sección «Identidad heredada» publicará en cada número de Papeles del CEIC dos artículos, tan concisos como didácticos. Lo que sobre identidad pensaron Niklas Luhmann, Donna Haraway, Jurgen Habermas, Hans Joas o Georges H. Mead, o lo que para pensar el término ayuda lo que se ha escrito sobre estilos de vida, innovación, interseccionalidad, discurso o genocidio, por ejemplo, son las entregas que vienen en lo inmediato, sobre las que se está trabajando. En el medio plazo, la intención es recuperar una vieja tradición de las ciencias sociales, la de los glosarios críticos y abiertos, esos compendios hechos a veces a base de decisiones algo azarosas a ojos del de fuera sobre qué incluyen y qué no, que problematizan los conceptos disponibles. Glosarios, no diccionarios, no guías de cómo se tiene que pensar algo sino indicaciones de que allí hay cosas importantes en las que hay que pensar. En este número empezaremos jugando por los dos extremos. Por un lado, echaremos mano de los clásicos, que siempre son de ayuda tanto para pensar las cosas de hoy como las de siempre. Así, Eduardo Weisz devana la intrincada madeja de reflexiones de Max Weber en las que se interceptan, sobre todo, identidad y religión. Por otro lado, una mirada a nuestro presente más inmediato a cargo de Pablo Alabarces, que toma al recientemente fallecido Diego Armando Maradona como pretexto para pensar en las identidades y las voces populares. Entre el pasado que se hereda y presente que lo transforma, con «Identidad heredada», prometemos no dejar de meter barullo en el debate de las ciencias sociales. Sin embargo, confiamos en que esta apuesta, lejos de disuadir, arrime a la lectura y al diálogo a nuestro público lector.
Referencias
Hall, S. (1996). Presentación. ¿Quién necesita identidad? En S. Hall y P. du Gay (Eds.), Cuestiones de identidad cultural (pp. 13-38). Buenos Aires: Amorrortu.
Lévi-Strauss, C. (1977). L’identité. París: Grasset.
Pérez Agote, A. (1993). Las paradojas de la nación. REIS, 61, 7-21.
Pérez Agote, A. (1994). 16 tesis sobre la arbitrariedad del ser colectivo nacional. Revista de occidente, 161, 23-44.